Tras haber realizado una versión bastante criticada del clásico de los arcades, Capcom buscó la revancha en el año 1993 con la segunda parte de Final Fight, un título exclusivo de Super Nintendo que muchísimos años más tarde estaría disponible de forma oficial mediante la consola virtual de Wii.
Los desarrolladores japoneses aprendieron la lección del primer título e incluyeron en esta versión la posibilidad de disfrutar el juego en un modo de dos jugadores y además de seleccionar entre tres personajes en un solo cartucho.
Dentro de los personajes seleccionables conocidos aparece Mike Haggar que en esta ocasión estará acompañado por Carlos Miyamoto (un ninja con nombre latino que tiene una espada que jamás usa) y Maki Genryusai que le da el toque femenino a la plantilla y además es la cuñada de Guy, uno de los protagonistas de la edición original.
En esta ocasión, el grupo deberá enfrentarse a la banda Mad Gear, los mismos enemigos de la primera versión, que ha vuelto a reagruparse en las sombras y decidieron secuestrar a la hermana y al padre de Maki.
En materia de localización, se siguieron los mismos parámetros que los vistos en la primera parte.
Sangre y armas blancas
La versión japonesa del juego tiene un número muchísimo mayor de armas blancas que se pueden utilizar contra los enemigos, ausentes casi por completo en la edición occidental. De hecho, el primer jefe que la persona que juega debe enfrentar, Won Won, no tiene su principal arma fuera de Japón:
En cuanto a la sangre, si bien en la versión japonesa es apenas apreciable en algún ataque, ningún pixel rojo fue incluido en el juego que le llegó al resto del mundo.
Enemigos femeninos
Nintendo continuó con la política de no permitirle a Capcom incluir enemigos femeninos, por lo que ocurrió lo mismo que en la primera parte, y los sprites de las mujeres se reemplazaron por hombres en Occidente:
El misterioso aeropuerto francés
Una verdadera curiosidad es lo que sucede con el aeropuerto parisino “Charles de Gaulle”, ya que la versión japonesa nos regala, en un letrero, el nombre “Chailee de Gaulle” mientras que en el resto del mundo se omite por completo el nombre del lugar. ¿Cuál era la necesidad de cambiar esto? Nadie sabe.