Para el año 1993 Sonic se había convertido no solo en la mascota oficial de Sega dejando en el olvido a otros personajes famosos de la marca como Alex Kidd o la pequeña nave Opa Opa. El erizo estaba presente en todas las plataformas de la marca, desde la Master System a la Mega Drive/Genesis sin dejar de lado a la increíble portátil Game Gear.
Sin embargo, había un sector en el que ni Sonic ni sus amigos habían hecho pie para ese entonces: las recreativas. Casualmente, ese era un mundo en el que Sega era amo y señor y sonaba hasta ilógico que el personaje insignia no tuviese su máquina dedicada, más si tenemos en cuenta que ya algunos canales de TV para niños tenían en sus manos tiras animadas de gran éxito que tenían al erizo como protagonista absoluto.
El debut (y casi la despedida) de Sonic de los salones de recreativas llegaría en ese 1993 en territorio japonés con un título cuyo nombre ya confundía; no se trataba del ya archiconocido «Sonic» sino de «Segasonic». Más curioso que el nombre era el tipo de juego, con una vista isométrica nunca vista en los títulos del personaje (algo que aparecería de nuevo más tarde en Sonic 3D) y su inusual forma de control, ya que los personajes en pantalla se controlaban con un trackball y un solo botón.
Tal vez por lo curioso del diseño del gabinete en sí de la recreativa o por lo audaz de la propuesta, el juego apenas cruzó las fronteras de Japón. Con esto me refiero a que algunas máquinas llegaron a distintos países de Europa en donde Sega tenía mayor presencia, principalmente el Reino Unido y España, aunque algunas ciudades de Estados Unidos también oestentaron algunas unidades del juego en sus salones. Si bien el número exacto de máquinas exportadas se desconoce, sí es un hecho que fueron verdaderamente pocas.
La adición de la palabra «Sega» al «Sonic» en el título tiene su raíz en una disputa legal con otra desarrolladora japonesa, Taito. Resulta que esta última había registrado el nombre «Sonic Blast Man«, un juego muy interesante del que hablaremos seguramente en este blog a futuro. La patente solo se circunscribía a los juegos de recreativas y no a las versiones hogareñas por lo que Sega buscó evitar cualquier disputa en tribunales bautizando al debut de Sonic en recreativas de una manera un tanto particular.

Los compañeros de Sonic en esta entrega fueron Amy, la ardilla voladora y Mighty, el armadillo. Este último llegaría a ser uno de los protagonistas de Knuckles’ Chaotix para la 32X dos años más tarde pero Amy desaparecería por un buen tiempo, aunque hubo algunas referencias a ambos personajes en Sonic Generations.

El propio código y varios elementos no utilizados del juego sugieren que la idea de Sega era localizar el título, al menos, al inglés. Entre los archivos gráficos se puede ver incluso que, más allá del cambio de nombre del antagonista principal de Eggman a Robotnik, la versión occidental del personaje iba a tener una apariencia mucho más siniestra y que iba de la mano con el aspecto del personaje en la serie animada de Sonic.
El título llegó a las latitudes fuera de Japón con los diálogos en japones y en esto hay dos curiosidades. La primera es que este sería el primer Sonic en incluir voces y la segunda es que la voz del erizo estuvo a cargo de Takeshi Kuzao, quien supiese interpretar a Trunks en Dragon Ball.
Algunos medios de la época habían anunciado una versión del juego para la Sega 32X, pero lo cierto es que el juego jamás se adaptó a consolas ni apareció en ninguna de las tantas recopilaciones de Sonic. La razón principal de esto es que adaptar el sistema del trackball a los mandos modernos fue un imposible, hasta para los propios desarrolladores.